Música Zen
Acabo de volver de una breve visita al Monasterio Zen Vairocana donde vi a mi amigo, el Venerable Maestro Mio Tsan. Igual que durante todas las visitas anteriores, éste fue un paso importante en mi proceso de aprendizaje y, al igual que otras visitas, ésta fue bastante emotiva. Lo atribuyo a la confluencia entre los recuerdos y el presente, o al encuentro entre el pasado y el futuro. Ustedes podrían decir que no hay pasado ni futuro, podrían decir que sólo existe el presente. Eso es verdad, pero debemos identificar el pasado y el futuro, mirarlos de frente y llamarlos por su nombre para ahuyentarlos de la conciencia. Esto fue lo que me recordaron durante mi visita. Todos tenemos un pasado, pero de él lo único que es karma es nuestra experiencia presente. Por ejemplo, puedes ofrecer honores a alguien que haya dejado el plano físico, pero no puedes contribuir con alguien en ese estado. Es imposible, es como intentar imponer tu propia experiencia sobre los demás. Por lo tanto, para mí, el proceso es parte de un aprendizaje esencial. Como dice el Maestro en todos sus escritos, debemos desprendernos. Debemos abandonar nuestras cargas y nuestros apegos. Esto puede ser difícil de hacer, incluso puede llevarnos a confusiones.
Pero, los principios del Zen se explican en el contexto de lo que no es, en lugar de lo que es. Creo que este método me explica mejor las cosas, porque puedo ver lo que tengo (como el presente) y aprender a partir de esa base. Permítanme darles un ejemplo en forma de historia a partir de un encuentro que tuve recientemente. Estaba en el consultorio de un médico que me explicaba los beneficios del sueño natural. Este médico en particular, que es un hombre muy inteligente y receptivo, me preguntó sobre cuál era mi rutina matutina. Le dije que intentaba comenzar cada día, antes de ir a trabajar, tocando la guitarra durante una hora. Soy escritor, pero la música es mi principal motivación creativa. Siendo una persona que se relaciona con las palabras, las compongo de forma muy parecida a cuando compongo música para la guitarra. Como guitarrista, busco claridad de expresión, quiero que la música respire, para que aparezca como si fuera una cosa viviente. Cada nota debe tener una historia propia. Las dos actividades son difíciles, pero en cuanto a la guitarra, tengo el desafío de ser zurdo en un mundo diestro. Mi mente no funciona como la de una persona diestra, por lo tanto, mientras mi mano izquierda es rápida y hábil, mi mano derecha no lo es. Si no toco durante dos o tres días, mi muñeca derecha cae en un sueño profundo. Esto siempre me frustraba, hasta que aprendí algo distinto del Maestro Miao Tsan.
El doctor estaba complacido por saber que yo tocaba la guitarra todas las mañanas y me dijo que la música es una de la mejores actividades para el lado derecho del cerebro.
—Activa ciertos centros del lado derecho del cerebro, de forma muy semejante a la meditación—me dijo.
Pero, si bien es cierto que utilicé la palabra “meditativo” para describir la forma en que toco la guitarra por la mañana, de ninguna manera dije que se tratara de meditación. Le respondí al doctor de la siguiente manera:
—Sí, podríamos decir que es meditativo. Durante los últimos dos años he cambiado totalmente los aspectos primarios de mi relación física con el instrumento, y esto incluye la postura de mi espalda y de las manos. Siempre toqué de una forma que muchos califican como “sin esfuerzo”, pero, en realidad, era muy esforzada porque soy zurdo pero tocaba con la mano derecha. Por lo tanto, lo que aprendí de mi maestro Zen es que para resolver un problema, no se lo debe adoptar. En otras palabras, si bien es cierto que tenía dificultades para tocar con ciertas técnicas, como la cromática, por ejemplo, la respuesta estaba en “no ser yo”. Debo “no ser” el que tiene el problema. Lo demás no cambia: sigo teniendo dos manos y diez dedos. Sigo teniendo mi capacidad creativa y una mente capaz de recibir todas las ideas que existen. Con esta nueva conciencia puedo tocar, fácilmente, de una manera que anteriormente había ignorado. Como resultado me siento más relajado y capaz que nunca.
Un momento, yo sé que ustedes están diciendo:
—¿Acaso la gente tiene estas conversaciones con su médico?
Bueno, yo la tuve. Modestamente, incluso intenté terminar con la conversación y cambiar de tema.
Le dije:
—No quiero abusar de su tiempo.
Pero, el doctor me interrumpió diciendo:
—¡Por favor! Estoy disfrutando de esta conversación. Después de todo, ambos somos músicos, así que comprendo exactamente lo que me está diciendo.
Luego agregó:
—Parece que su trabajo con el maestro es de gran utilidad. Le ruego que comparta nuestra conversación con él y luego me diga lo que él opinó.
Yo no necesitaba de la convalidación, lo único que quería era saber de qué manera podía dormir mejor. Le dije:
—Hay métodos que están a favor de la utilización de figuras musicales o visuales durante la meditación, pero el Maestro me enseño algo muy importante: que me instalara en un ambiente abierto con mi guitarra y que de esta manera lograría ir a lugares en los que nunca había estado. Luego, debía dejar de lado la guitarra… ¿Seguía pudiendo llegar a esos lugares? Era difícil. Por lo tanto, la meditación no es música y la música no es meditación. Para llegar a ser mejor persona y artista, necesito estar en calma ante cualquier situación.
En ese momento le entregué mi tarjeta del seguro médico y me dispuse a salir del consultorio. Le prometí al doctor que le enviaría uno de los libros del Maestro y espero que lo lea y lo comparta con otros.
Toda persona que ame profundamente la música puede identificarse con la constante aspiración de llegar a ser mejor. Sin embargo, el enfoque correcto sería convertirse en una mejor persona. El resto, según el dicho, llegará de forma natural.
Gracias por leer. Espero tener más oportunidades para hablar sobre la música, nuestros sueños y las maravillosas enseñanzas de nuestro amigo, el Venerable Maestro Miao Tsan.
—Lawrence Payne
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