No mezas el bote
La Mente es como el agua, que puede ayudar al barco a flotar o puede hundirlo. Cuando tenemos la capacidad de generar los pensamientos que deseamos, podemos crear la vida que anhelamos. Cuando carecemos del dominio sobre nuestra mente, nos convertimos en víctimas del funcionamiento de nuestra propia mente.
De “Sólo Usa tu Mente”
Todos los días conduzco mi coche al trabajo por la misma calle. Dejo el ajetreo de mi hogar, mis hijos, los perros ladrando y los plantos del desayuno sin lavar y me subo a la tranquilidad de mi automóvil. Antes escuchaba la radio camino al trabajo, pensaba que me traería energía positiva escuchar las canciones o que encontraría inspiración en la letra de alguna canción que encontrara en el aire. A medida que el trabajo se volvió más estresante, las canciones comenzaron a molestarme. Ya no me proporcionaban alegría o iluminación, en su lugar, se transformaron en ruidos dirigidos a mí.
Para controlar el estrés, comencé a usar el tiempo que pasaba conduciendo mi automóvil para crear una lista de prioridades. Solo contaba con unos pocos minutos, por lo tanto, tenía que sacarles el máximo provecho. Tenía que pensar mucho. Recordaba la lista que había generado la noche anterior, le agregaba algunas cosas y comenzaba a buscar soluciones. El plan era que antes de sentarme, escribiría la lista corregida. Por lo general, antes de llegar a mi escritorio, las necesidades y deseos de otras personas se interponían y me alejaban de la lista que aun ni siquiera había escrito. Dejé de hacer listas corregidas y comencé a encargarme de la realidad que encontraba cuando llegaba. Pronto, el modo en que mis prioridades habían cambiado durante la noche se hacía evidente.
Comencé a ver el viaje en la burbujita de mi coche en medio del tráfico como una desolación pacífica. Si no hacía nada durante el viaje, excepto conducir y mirar el paisaje, cuando llegaba me sentía tranquila y lista para enfrentarme al día que me esperaba con ecuanimidad. Indistintamente de los cambios que se hubieran suscitado durante la noche. Ahora, me siento en mi escritorio, observo los cambios y retomo mis actividades donde las dejé la tarde anterior.
El negocio de la editorial es sumamente cambiante. La lista de cada estación trae nuevos autores y cada autor trae una energía nueva. No existe suficiente tiempo en un día para hacer todo lo que se puede hacer para promocionar un libro, y las expectativas siempre son muchas debido a que el trabajo es tan personal. Cuando trabajamos con las palabras de una persona, tomamos el trabajo de toda la vida de esa persona, su mensaje y su espíritu en nuestras manos. No es un trabajo que se pueda hacer a la ligera, indistintamente del tema. Debemos mantener nuestros pensamientos en orden, ser receptivos en lugar de reactivos. No es fácil permanecer en calma todo el día, indistintamente de la paz con la que haya llegado.
En Bright Sky Press, tenemos un dicho: No mezas el bote. Cuando se lo decimos a alguien, significa, no te desesperes. Todos sabemos que desesperarse no ayuda, más allá de las circunstancias. Si estamos ocupados, si tenemos que hacer más de lo humanamente posible, si ha habido un error en la comunicación de las expectativas o si la realidad no corresponde con nuestros sueños, las aguas están picadas, la corriente corre más rápido de lo habitual. El bote está más vulnerable de lo normal.
Pero, ¿cómo hacemos para no mecer el bote? Enfócate en el momento. Enfócate en permanecer en equilibrio y experimentar el viaje. Si nuestros pensamientos crean la vida que vivimos, tenemos que dominar nuestros pensamientos para que no salten de un lado al otro gritando “¡Hombre al agua!”, para que no ensucien las aguas que estamos tratando de navegar. Indistintamente de lo que nuestro bote enfrente, si nuestros pensamientos son claros y no son reactivos, observaremos el paisaje y con calma encontraremos la mejor acción a tomar.
Cuando hay demasiado ruido, demasiadas canciones, demasiadas listas, estamos meciendo el bote. Si se mueve demasiado, puede llenarse de agua y hundirse. Cuando estamos tranquilos y sobre el agua, vemos pasar las cosas con claridad. Al movernos con la corriente, aunque lo hagamos rápido, podremos ver una trucha saltando entre los rápidos o el sol brillando en las escamas de un pequeño pez debajo de la superficie. Podremos estar en el centro de la vida que deseamos.
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