El Zen tiene la idea de la mente de alguien que recién se inicia, una mente que es fresca y está viva. A veces me pregunto de qué manera se puede practicar la mente de un recién iniciado si la meditación consiste en concentrarse sólo en una cosa, parece una manera muy estancada de utilizar la mente.
Al principio creemos que practicar la mente de un recién iniciado consiste en moverla todo el tiempo, en mantener todo como si fuera “nuevo”. En realidad, la mejor manera es hacer exactamente lo contrario; sólo a través de la repetición podremos descubrir y disolver la tendencia que nuestra mente tiene hacia lo habitual.
Una de las prácticas del Zen consiste en preguntar ¿quién? Si preguntas ¿quién?, es posible que te sientas asombrado, que sientas una especie de apertura y frescura en la mente que de pronto se siente liberada del estado de desconocimiento. Pero, a la larga tu mente perderá esa apertura y volverá al estado de ilusión llena de pensamientos errantes. Entonces haz la pregunta de nuevo, ¿quién? El poder de la práctica proviene del poder de la pregunta, no de la palabra en sí misma. Si sostenemos la pregunta en la mente, lograremos purificarla y reconocer su naturaleza. Pero el poder de la pregunta sólo llegará si siempre la formulas como si fuera la primera vez. Dicho de otro modo, si preguntas con la mente de alguien que recién se inicia. No es fácil mantener la pregunta en estado de frescura, mantenerla viva luego de haberla formulado cientos o miles de veces. Cuando la pregunta ¿quién? se degenera y se convierte en la palabra “quien”, perdemos el objetivo.
Lo que convierte “¿quién?” en “quien” es el hábito, la razón por la cual luego de atravesar manejando nuestro auto, durante años, por nuestro vecindario, dejamos de ver lo que hay de nuevo. El hábito es el proceso mental de etiquetar la realidad y de esa manera la mente deja de prestar atención. Cuando dejas de prestar atención, simplemente sigues los movimientos, andas como un sonámbulo por la vida. ¿Alguna vez manejaste hasta tu casa desde el trabajo y cuando llegaste al garaje no podías recordar nada de lo que había pasado en el camino? Tal vez estés sentado en una almohadilla, preguntando ¿quién?, ¿quién? sin notar ninguna diferencia, simplemente estás repitiendo el pensamiento quien, quien, quien… sin un verdadero deseo de descubrir la respuesta. ¿Puedes mantener cada pregunta tan fresca como la primera vez? ¿Puedes sentir cada respiración como si fuera la primera?