La vida de la mente

Confía en la Verdad Universal, no en la verdad convencional
Posted on 05.24.11 | by admin

La explicación más común sobre esta enseñanza siempre está relacionada con las palabras escritas del Buda, que enseñó lo que muchos consideran como verdades convencionales – conceptos y prácticas que sólo se refieren a situaciones particulares. Los sutras, que son las enseñanzas del Buda recogidas por escrito, han sido divididas entre aquellas que contienen verdades convencionales y las que contienen la verdad universal que no admite excepciones. La recomendación es de siempre otorgarle más importancia a estas últimas cuando tratamos de resolver conflictos que percibimos en la enseñanza.

Pero me gustaría avanzar un poco más…

Mientras que el Buda enseñó la verdad universal en el norte de India durante cuarenta y nueve años, en estos momentos, intentamos aprender la enseñanza a través de un documento escrito. Recibimos sólo una parte de la enseñanza, las palabras, pero no captamos mucho de lo que significaba la presencia del Buda. Aun si pudiéramos asistir a las enseñanzas (por medio de un milagroso viaje en el tiempo), llevaríamos nuestras propias interpretaciones y prejuicios a través de los cuales tratamos de comprender sus enseñanzas.

No cabe duda de que el Buda intentó revelarnos la verdad universal de muchas maneras, pero nuestra mente desasosegada no la reconoce. Ni siquiera miles de rollos de textos sagrados han sido de mucha ayuda. ¿Por qué? Porque la mente con la que intentamos reconocer la verdad es “convencional”; la mente intenta constantemente filtrar, definir y juzgar todo, no puede ver la realidad tal como es.

Confiar en la verdad universal no consiste simplemente en tratar de identificar un grupo de ideas como universales y otras como convencionales. Primero debemos tranquilizar nuestra mente desasosegada que tergiversa lo Real y lo convierte en lo No Real, y recién entonces podremos ver la verdad que existe en una simple flor y sonreír.

¡Tú eres el Buda!
Posted on 05.21.11 | by admin

Anacapa- Channel Island National Park

El maestro Ling Shun visita al maestro Gue Zhun y le pregunta:

–          ¿Qué es el Buda?

–          Si te lo digo, ¿vas a creerlo?

–          ¿Cómo podría desconfiar de las palabras del maestro?

–          ¡Tú eres el Buda!

–          ¿Cómo puedo sustentar esto?

–          Cuando una pequeña mota de polvo entra en el ojo, aparecen todo tipo de ilusiones.

¿Confía realmente el maestro Ling en el maestro Gue-Zhun? ¿Qué es el polvo?

Cuatro confianzas: Parte I-Confía en la enseñanza, no en la persona
Posted on 05.20.11 | by admin

Esta mañana tuve la idea de escribir sobre las Cuatro Confianzas inspirado en un amigo que acaba de abandonar el grupo espiritual al que pertenecía. He visto esto repetidas veces y me pregunto qué es lo que falla. Creo que el Buda previó la confusión a la que se verían enfrentados los practicantes futuros, y por ello enseñó las Cuatro Confianzas para ayudarnos a permanecer en el camino correcto.

Las Cuatro Confianzas son:

  1. Confía en la enseñanza, no en la persona.
  2. Confía en la verdad universal, no en la verdad convencional.
  3. Confía en el significado, no en la palabra.
  4. Confía en la sabiduría, no en la discriminación mental.

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Queda claro que la idea de confiar en la enseñanza y no en la persona es para prevenir el culto a la personalidad, que oscurece el mensaje espiritual. Esto tiene que ver con la actitud del que está en la búsqueda y no en la calidad del maestro. El ejemplo más famoso es el de Ananda, que pensó que si se convertía en el servidor del Buda, de alguna manera estaría salvado sin tener que buscar la Verdad dentro de sí mismo.

El problema no existe sólo en el Budismo, sino que está presente en todas las religiones. De hecho existe en cualquier organización en la cual el líder adquiere mayor importancia que la misión de la organización. Es entonces que mucha gente decide arreglárselas por sí misma, alejándose de cualquier relación entre el maestro y el alumno. Pero, ¿es esto correcto?

Claramente, la relación entre el maestro y el alumno es fundamental para el cultivo espiritual. En una tradición que se caracteriza por estar libre de rituales y de dogmas, la enseñanza Zen se sostiene, en realidad, por medio de generaciones de ininterrumpidas relaciones entre maestros y alumnos. Parece imposible practicar el Zen sin tener un maestro que encarne la realización espiritual y que pueda guiar y confirmar la comprensión y las experiencias de los alumnos. La comprensión a través de los libros no lo logra. Todos los maestros Zen y los patriarcas de China y de Japón han tenido maestros que los guiaron y los desafiaron. Entonces, ¿de qué manera podemos practicar el “confiar en la enseñanza, no en la persona”?

La idea de confiar en la enseñanza y no en la persona no significa que se debe practicar sin un maestro. En los koan Zen, a menudo vemos que el maestro dice algo o actúa de una manera tal que fuerza a su alumno a hacer surgir sus apegos a la superficie. En ese momento un alumno puede a) confiar en la enseñanza o b) confiar en la persona.

Si un alumno confía en la enseñanza, él o ella siempre observarán su propia mente cuando aparezca una situación desafiante. La situación servirá de fundamento para entrenarse a disolver nuestros apegos habituales. De eso se trata la enseñanza.

Si, en cambio, el alumno confía en la persona, en ese momento, él o ella va a buscar una respuesta por parte del maestro. Va a proyectar su sufrimiento en la situación o en el maestro, actuando de la manera habitual con las emociones habituales; en otras palabras, se encontrará perdido y nunca aprenderá nada nuevo. En tanto un buscador espiritual no dirija su mirada hacia su interior, no tendrá la posibilidad de alcanzar la liberación.

Al observar nuestro interior profundamente, permitimos que surja una comprensión más profunda, que aparezca la sabiduría que podrá guiar nuestra acción.

¿Alguna vez experimentaste un episodio desafiante relacionado con una situación o con un maestro? ¿Cómo manejaste esa experiencia? ¿Confiaste en la enseñanza? 

¿Quién es el que crea y soporta nuestro sufrimiento?
Posted on 05.18.11 | by admin

Enseñanzas maravillosas del Surangama Sutra. En el siguiente pasaje, el Buda explica los dos puntos fundamentales de la práctica espiritual.

Ananda,… deberías ver con claridad si la causa fundamento (utilizada como) punto de partida y su fruto-fundamento (es decir, su realización) son compatibles o no. Ananda, si usas tu mente mundana como un punto de partida causal, fracasarás en tu búsqueda del Vehículo del Buda que está más allá del nacimiento y de la muerte. Por lo tanto, deberías indagar en todas las creaciones (de la mente) las que, en este mundo material, están sujetas al cambio y la destrucción. Ananda, ¿cuál de ellas no se corrompe? Sin embargo, nunca escuchaste que el espacio puede morir. ¿Por qué? Porque no es una cosa creada.

¿Cuál es el segundo factor decisivo? En tu determinación a desarrollar la Mente del Bodhi y para avanzar de manera valiente a lo largo del Camino del Bodhisattva abandonando todo lo que es mundano, deberías investigar de cerca cuál es el origen de klesha (la aflicción), que es causada por tu ignorancia básica y que desarrolla la discriminación. Fíjate quién es el que lo crea y quién es el que lo sufre. Ananda, en tu cultivo del Bodhi, si no investigas la raíz de klesha, nunca sabrás (de qué manera ni) dónde es que los órganos y los datos que nos llegan a través de los sentidos se han torcido. Si no logras comprender esto, ¿de qué manera podrás sobreponerte a esto y alcanzar la etapa del Tatagata?

Entonces, ¿qué tipo de mente mundana estamos llevando a nuestras iglesias y a nuestros templos, a nuestra meditación y a nuestras acciones caritativas? Quita todas las formas externas y todas las apariencias y fíjate qué es lo que queda. Si puedes ver a través de la mente mundana y comprender que ella es la que crea y la que soporta nuestro sufrimiento, entonces, sólo así te verás verdaderamente liberado.